El verano ha terminado oficialmente y deja paso a otoño.
Me encanta el otoño. Es una época en la que hace frío y calor al mismo tiempo. Cada día eso cambia. Va haciendo mas frío y menos calor.
Pero no importa.
No importa porque se agradece sentir el sol en la cara pero vas tapada hasta las orejas.
No importa porque se está calentito bajo el abrigo recién sacado del armario y al que algunos echábamos de menos.
No importa porque en días como el de hoy, da gusto tener la ventana abierta y notar como se cuelan los rayos de sol que aún calientan.
Pronto llegará el frío abriéndose paso y protagonizando cada minuto del día.
Los días se convierten cortos y las tardes pasan a ser momentos familiares en los que se asan castañas o se ven películas bajo la manta.
El otoño es tiempo de tomar infusiones, cafés o chocolates calentitos mientras ves la lluvia caer tras la ventana.
Adoro los colores que nos brinda esta estación. Esos tonos marrones, pardos, cobres y rojizos.
Los árboles se desnudan dejando sus alfombras de hojas que los barrenderos se empeñan en quitar a diario. ¡Cómo me gusta chapotear en las hojas!
Así que, ¡Bienvenido señor Otoño!
